La honestidad siempre nos llevará a odiarnos un poco, pero aprender a decir las cosas en el momento y lugar indicados nos puede evitar varios conflictos y muchas desilusiones
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Di lo que te molesta cuando te molesta no cuando te harte. Por años crecí pensando que debía ser la persona más complaciente del mundo, la que comprende a todos y nunca se queja.
Con el tiempo la vida me enseñó que reprimir mis verdaderas emociones me llevaba a vivir en una “felicidad incómoda”, donde muchos creían que era la persona más amable del mundo, mientras yo me sentía reprimida y poco congruente con mis acciones.
Había dejado de luchar por mis sueños para dedicarme a cumplir los de otros, claro que obtenía ganancias secundarias. Todos estaban orgullosos de mí, todo menos yo.
Fue luego de años de proceso terapéutico que entendí que necesitaba aprender a decir lo que sentía antes de que fuera demasiado tarde. Porque a esas alturas de la vida mis ganas de complacer a todos, ya me habían llevado a tener varios problemas de pareja.
Muchas veces nos callamos para no discutir con nuestra pareja, pero el ir acomulando inconformidades va llenado una bolsita que en cualquier momento puede explotar y acabar con todo.
Hoy entiendo que decir lo que me molesta es cuestión de dignidad y congruencia personal, porque al reprimir lo que siento pongo en primer plano al otro y me olvido de mí.
Olvidémonos de esa necesidad de quedar bien con todo el mundo y empecemos por amarnos mucho, una vez que reconozcas lo que sientes será importante que aprendas a comunicarlo.
No se trata de agredir al otro con tus palabras, aprendamos a utilizar expresiones que nos hagan responsables de nuestras emociones: “yo me siento molesto porque…”, “yo me siento incómodo cuando”, dichas frases hacen que el otro te pueda entender.
Es indispensable aprende a decir lo que nos molesta antes de que ya sea demasiado tarde para establecer acuerdos con nuestro ser amado, y mucho menos permitas que tu silencio afecte tu salud emocional y hasta física.